jueves, 28 de abril de 2016

El Baby Hammam de Idomeni

¡Hola a tod@s!

Como ya avancé, en este post voy a explicar un poco cómo funciona y en qué consiste el Baby Hammam, el proyecto en el que nos implicamos Luca y yo, así que sin más dilaciones empiezo.


FUNCIONAMIENTO DEL BABY HAMMAM:

Hay dos zonas de trabajo, la de fuera y la de dentro (como podéis ver, una división muy simple).

En la zona de fuera hay unas funciones básicas: ir a por agua, calentar el agua, vaciar las bañeras y gestionar la cola.

El agua se va a buscar con una carretilla a uno de los pocos surtidores que hay en el campamento. Es un palizón porque no está precisamente cerca, el agua sale muy lenta y el terreno es tierra/barro desigual por el que no es fácil empujar una carretilla con un bidón de agua de 25 litros. Cuando ya tienen el agua, una parte de ésta se calienta en un fogón, y cuando está caliente se reparte y se mezcla con el agua fría para hacerla más tibia. Cuando se consigue la temperatura deseada se entra el agua dentro, a la zona del baño. El agua sucia se lleva en la propia bañera a una zona un poco alejada, donde cavamos una zanja, para tirarla ahí y que se concentre en un único punto donde no molesta demasiado. En esta parte tiene que haber como mínimo dos voluntarios, uno que esté pendiente de los fogones en todo momento y otro que vaya a buscar el agua, aunque muchas veces hay tres y se puede repartir mejor el trabajo.

Comprobando la temperatura del agua.

Luca cavando la zanja - Foto de mi compañera Patri Vidal.
Eva y Héctor vaciando y lavando las bañeras - Foto de mi compañera Patri Vidal.


Cuando nosotros estuvimos gestionar la cola era el trabajo de Eva, una mujer de Segovia que, aparte de súper trabajadora, daba el perfil perfecto para la tarea. Es una mujer más madura que el resto de las que estábamos allí (tanto voluntarias como madres) y es madre (de una de nuestras compañeras, por cierto), lo cual le daba un cierto estatus para que tanto mamás como niños aceptaran mejor su gestión. Eso y que lo hacía muy bien, sinceramente. A las 11h empezaba a repartir números  siguiendo el alfabeto, cada letra era una familia y se apuntaban cuántos niños venían, normalmente le dábamos una vuelta y media al alfabeto. Dependiendo del día y de lo que se había hecho los anteriores, los números se repartían directamente en la puerta del Hammam, se iban a buscar a niños de otras zonas o una mezcla de ambos. Según el número que tenían, las familias se quedaban ahí esperando o venían más tarde. Aparte de eso Eva gestionaba la cola y hacía entrar a la gente en función de cómo estaba la parte de dentro. El trabajo se hacía complicado sobre todo por el idioma, las personas que venían no hablaban inglés. Eva se marchó poco después que nosotros, pero creo que la mujer que la ha sustituido ha adoptado el mismo sistema. Para que os hagáis una idea de cómo va la cosa, hablando hoy del tema me la han descrito como “la que hace de mamá Eva ahora”.

Esperando a que se calentara la primera tanda de agua y abriera el Hammam.

                           


Esperando el baño - Foto de mi compañera Patri Vidal.


La zona de dentro de la tienda está reservada exclusivamente a niños y a mujeres, no pueden entrar hombres por básicamente dos motivos: el primero es que en la mayoría de los casos las que traen a los niños al Hammam son mujeres y se sienten más cómodas rodeadas solo de mujeres, y el segundo es que resultaría bastante violento para la mayoría de las niñas el que hubiera hombres dentro. Sí, hay una división sexual del trabajo que no es la ideal y el papel de los cuidados siempre recae sobre las mujeres, pero también se produce un empoderamiento femenino a partir de éstos, al fin y al cabo somos una mayoría femenina sacando adelante el Hammam y se produce una sororidad* importante entre voluntarias y madres.  *Solidaridad y concordia entre mujeres, que implica un reconocimiento mutuo, plural y colectivo.

El interior de la tienda se divide a su vez en tres: el baño, la zona de vestir y el almacén de ropa.

La zona de baño es la entrada de la tienda. Sobre el suelo hay dos palés y encima de estos dos barreños-bañeras y una caja grande de plástico donde se echa el agua. Normalmente se bañan a dos niños cada vez y hay entre una y dos voluntarias bañando. Las madres entran al Hammam, pero como en la mayoría de los casos una madre (o hermana mayor o vecina) viene con varios niños, mientras ella lava o viste a uno las voluntarias nos ocupamos de los otros.

Madres bañando a sus hijos. Las madres, salvos casos especiales como niños que vienen solos, entran con sus hijos.


Esperando a que el agua estuviera lista.

Zona del baño.
Niño adorable que hacía MUCHO que no se duchaba. Disfrutó un montón de su baño.



En la segunda zona les secamos, les ponemos crema hidratante o de bebé (según la edad), crema solar y les vestimos, nosotras o las madres. Suele haber dos voluntarias. La ropa ya está preparada cuando llegan a aquí. La ropa sucia que traían se mete en una bolsa, donde además metemos un paquete de toallitas, jabón para la ropa y en algún caso especial algo más, como crema de bebé o pañales cuando viene un niño que los necesite. En esta zona también están almacenados los productos de higiene.


Poniendo guapos a un trío de hermanos.

                                                   


La parte de atrás es la del almacenaje de ropa. Es la parte en la que más trabajé y por eso puedo dar más detalles. También lo escribo desde una óptica más personal y tal vez por eso cambia mi forma de expresarme.
La ropa se divide en cajas según edad y tipo, también hay un apartado de zapatos. 

Zona de almacenaje de ropa - Foto de mi compañera Patri Vidal

Cuando una niña o niño entraba al Hammam me apresuraba a buscarle la ropa más adecuada y a prepararla rápido para que cuando llegara a la zona de vestir estuviera lista. Normalmente estaba yo sola en esa zona, excepto algunas veces que vinieron otras voluntarias a ayudarme y fuimos dos. Es un trabajo bastante agobiante porque hay que tener mucho ojo para acertar con las tallas a simple vista, especialmente porque los niños cuando entran están al otro lado de la tienda. Cuando algo que has preparado no sirve y tienes que cambiarlo retrasa mucho la faena. Otro problema es que normalmente hay escasez en determinados grupos de ropa, un día íbamos fatal de pantalones de 3 a 8 años, otro día faltaban camisetas de manga corta… hasta el punto que me dediqué a cortar las mangas de camisetas de manga larga con unas tijeras para las uñas. Siempre había escasez de algo y suplirlo no era tarea fácil.

Solución improvisada a la escasez de camisetas de manga corta.

En principio niños y madres no podían escoger la ropa. Siempre intenté que los conjuntos de ropa fueran lo más decentes posibles, pero los recursos son muy limitados. Por si no fuera poco, hay que añadir la problemática de ponerle un género a la ropa. Por lo general a los niños les daba igual el color de la ropa, parece que a esas edades todavía no les han metido en la cabeza el estigma de “lo femenino”. Solo un niño dijo que no quería una camiseta rosa, uno, y ya era mayorcito. El problema venía por parte de algunas madres que no querían “ropa de niña” para sus hijos, pero como no sabemos de su situación familiar, de su contexto, ni de qué motivos tienen para pedir eso… optábamos por cambiar la ropa en la medida de lo posible.
Para acabar con este tema, una anécdota que me hizo muy feliz: venía un niño pequeño y, como hacía poco había tenido un par de situaciones en las que las madres no quisieron algo por ser “de niña”, opté por coger un jersey verde que sabía que le estaría un poco grande en vez de uno rosa que veía mejor de talla, ya había tenido que coger un pantalón de flores porque era el único que quedaba y quería compensar. La mamá, al probarle el jersey y ver que le quedaba grande me preguntó si tenía uno más pequeño, yo le enseñé el que habría sido mi primera opción y le dije (un poco a señas) que no había otro, porque realmente no había otro. Para mi sorpresa la madre me hizo “ok” con el dedo y se lo puso la mar de contenta. Ese niño se fue con unos pantalones de flores y un jersey rosa con estrellitas plateadas que ponía “Princess” la mar de guapo y contento, aunque no tan contento como yo <3


Recogiendo la ropa - Foto de mi compañera Patri Vidal.

Organizando la ropa - Foto de mi compañera Patri Vidal.

El Hammam se cierra cuando acabamos con todos los niños con número y alguno que siempre viene de extra, eso suele ser sobre las 5 de la tarde. Después de eso recogemos y acabamos de preparar los packs higiénicos, digo acabamos porque normalmente los empezaba a preparar yo durante el día cuando tenía un momento. Los packs higiénicos están destinados a familias con bebés y contienen pañales (por tallas), toallitas húmedas, compresas, cepillos y pasta de dientes, bragas, champú, jabón para el cuerpo y jabón para la ropa.


Haciendo bolsas de jabón de la ropa para los packs higiénicos.
Preparando los packs higiénicos.
Repartiendo los packs.

Este es el funcionamiento básico durante el día, pero hay algunos casos especiales: la sarna y los piojos.

Cuando se detecta a alguna niña o niño con sarna se le envuelve en una toalla y se lleva directamente al médico. El médico está en la carpa de los bomberos, justo al lado.

El tema piojos ha sido más complicado. Unas compañeras compraron lociones y champús anti piojos con parte del dinero que habían recaudado de las donaciones, así que durante unos días usamos el champú de prevención con todos los niños y aplicamos la loción a los que lo necesitaron. Repartimos vinagre para que se pusieran por la noche las familias enteras, rapamos a quien pudimos… Ni yo misma puedo explicar bien esta parte porque fue un caos, improvisamos día a día con los pocos medios que teníamos e hicimos lo que pudimos, pero solo fue un parche. En un lugar donde las condiciones higiénicas son tan malas la única solución real es rapar la cabeza a los niños. En algunos casos se consiguió, pero es un tema muy difícil. Por un lado un problema práctico, y es que para rapar a un niño con el sol que hay ahora… hay que poder darla una gorra. Por otro lado está el tema cultural, muchas madres se mostraban reacias a rapar a las niñas, sobre todo por miedo a que se enfadaran sus maridos. Es un problema que se nos iba de las manos, tanto por la barrera cultural como por la del idioma

Pilar luchando contra los piojos - Foto de mi compañera Patri Vidal

Otros aspectos del Hammam:

Desde mi punto de vista, lo más interesante del Baby Hammam es que aparte de dar un servicio básico de higiene para niños, permite a mamás y niños tener unos momentos de intimidad, normalidad y desconexión.

No se me ocurre un pie de foto que no sea: PORFAVORMUERODEAMOR.

Intimidad porque el interior del Hammam es un espacio pequeño y cerrado donde solo entramos mujeres y niños. La persona que controla la cola desde fuera está regulando las entradas, por lo general entra una familia (una madre con sus hijos) cuando una bañera se queda libre, con lo cual suelen coincidir dos, pero hay casos especiales en los que se improvisan las entradas intentando respetar al máximo la intimidad. El caso que más veces se ha dado es cuando hay niñas más mayores a las que les da vergüenza estar desnudas delante de niños. Lo que se suele hacer es esperar a que salgan los niños para que entren ellas, en el caso de que sean las niñas a las que les toca entrar, o hacer esperar a los niños hasta que ellas acaben, en el caso de que sean ellas las que estaban dentro primero. Un ejemplo diferente y más concreto: una madre entró con dos niños que se bañaron con los calzoncillos puestos porque les daba vergüenza quitárselos. A la hora de vestirse uno estaba con la madre y se los cambió muy rápido, el otro estaba conmigo así que cogí una toalla, se la puse alrededor y cerré los ojos para que se cambiara tranquilo de calzoncillos. Parece una chorrada, pero el niño se rió y se cambió tranquilo y feliz. Son pequeños detalles que para mi marcan la diferencia entre simplemente “lavar niños” y mostrar humanidad y empatía hacia la gente con la que convives, gente a la que también le gusta disfrutar de una ducha en un ambiente confortable. Y ahí viene el punto de normalidad. Aunque no es comparable a ducharte o a bañar a tus hijos en tu propia casa, el Baby Hammam está más cerca de ello que lavarlos por partes con agua fría en tu minúscula tienda o encima del barro.
Niños felices, y Marta más.

El Baby Hammam es un proyecto totalmente auto gestionado por voluntarios independientes. Ninguna ONG esponsoriza el proyecto, los únicos que ayudan de manera puntual son Bomberos en Acción, que durante nuestra estancia nos pusieron un toldo y nos encontraron la nueva tienda. Bajo la responsabilidad de Bomberos en Acción sí que está la carpa médica, proyecto que está más en relación constante con el Hammam: si uno de los médicos opina que hay que asear a un niño lo envía al Hammam y si nosotras opinamos que un niño necesita asistencia médica lo enviamos a la tienda médica.

Luca montando el toldo con Marcos, unos de los bomberos.

Es un proyecto horizontal, no hay una estructura jerárquica y la gente se implica lo que buenamente puede, que es mucho. Las decisiones se toman de manera consensuada, ¡hasta hemos hecho alguna mini asamblea!

Después de la asamblea del primer Hammam Team.

Creemos importante que las refugiadas se impliquen, por eso las madres entran. Ellas son las primeras que se quieren implicar, al fin y al cabo estamos hablando del cuidado de sus hijos. También refugiados hombres tienen ganas de hacer cosas, muchos días han ayudado con el agua o a cavar. Algo que estamos intentando es que se puedan implicar cada vez más, tanto mujeres dentro como hombres fuera. Siempre va a tener que haber algún voluntario, sobre todo para gestionar el tema de la distribución, pero los refugiados son tan capaces como nosotros o más de trabajar en el Hammam y tienen ganas y tiempo. Es algo que se tiene que hacer poco a poco para que no sea un caos, hay que planificarlo bien primero y después vamos a necesitar de alguien que nos haga de intérprete para poder entendernos, al menos al principio. Luca y yo volvemos al Hammam el 11 de mayo y empezar este proceso es uno de nuestros objetivos.

Los recursos del Hammam salen de lo que traemos y compramos allí los voluntarios y del almacén de donaciones central de Polykastro. El 99% de la ropa la cogemos del almacén, y el resto de cosas (los productos de higiene, toallas, barreños…) salen de ambas partes. Normalmente cogemos lo que hay disponible en el momento en el almacén (suelen ser sobretodo pañales) y lo que falta lo compramos.

Espero haber explicado bien el funcionamiento, aunque este post no le hace justicia al Baby Hammam. Es realmente un muy buen proyecto llevado a cabo por gente excelente, trabajadora y comprometida, y más importante aún, frecuentado por unos usuarios muy especiales, que nos dejan compartir esos momentos con ellos y hacen que nuestro trabajo, por duro y cansado que sea a veces, sea tremendamente especial. Lo más importante del Hammam son las personas que pasan por él.

Equipazo.
Uno de nuestros usuarios <3
La hermanita del niño de arriba, esperando pacientemente <3
Sahua también se bañó en el Hammam.

En el próximo post explicaré como vivimos el 10 de abril, el día de los gases y demás. Ese día fue tan horrible que se merece un post específico.





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